El tranvía: la vida antes del metro
- Vive Madrid
- 17 may 2021
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 19 may 2021
Por Daniel Nieto Gonzalo

El tranvía, un medio de transporte que a día de hoy parece casi cinematográfico pero que hace no tanto dio vida a toda la ciudad de Madrid y permitió su crecimiento y desarrollo durante el siglo XX. Porque sí, tan integrado está a día de hoy el metro en la vida de cualquier madrileño como lo estuvo el tranvía hace medio siglo.
Portada: tranvía en Las Ventas | El País
La inauguración de este medio de transporte cambió para siempre la ciudad, siendo tal el hecho que incluso se celebró la inauguración de estos trenes que en un inicio iban tirados por caballos y funcionaban a vapor, hasta que en 1900 comenzó a funcionar con la primera línea eléctrica y siendo las líneas de la zona centro las primeras que abandonaron la tracción animal, curiosamente las más cercanas al hipódromo. No quedaron desempleados los amigos caballos.

Tranvía en la Gran Vía | madriddiario.es
La duda que todos nos hacemos. ¿Por qué fue tan importante en la vida de los madrileños? Vale, a ver, lo de acortar las distancias nunca viene mal, sobre todo cuando se está dando una expansión urbana como la que estaba sucediendo en Madrid por aquellas. Cosa mala. También hay que remarcar que la expansión urbana tuvo bastante que ver con la aparición de un tranvía cuya construcción se planificó junto con diversas zonas urbanas como Ciudad Lineal.
El caso, que revolucionó el transporte en todas las ciudades de Europa hasta mitades del siglo XX, aunque en Madrid aguantó veinte añitos más, hasta 1972 cuando desaparecieron las últimas líneas.
¿Cómo eran?
Fue en 1868 cuando el ayuntamiento aceptó la construcción y en el 71 cuando se terminó e inauguró con la fiestecilla que os he dicho antes. Los primeros, tirados por caballos, dos caballerías a las que se les solía añadir otra más en las zonas en las que había mayores cuestas. Fácil, sencillo y para toda la familia. Y tanto vaya, iba de lujo y a la gente le gustaba, por lo que a los pocos años se encargó su construcción a lo bestia.
Pero vaya, que la pregunta era que como eran. Pues los primeros de 34 plazas y dos pisos, con escaleras de caracol bien bonitas y todo. Además hasta la llegada de la red eléctrica se disponían de 24 coches y 120 caballos, cosa mala. Con el tiempo los fueron cambiando por trenes más pequeños de 16 asientos porque los grandes pesaban mucho para los caballetes. Con el tiempo se empezaron a sustituir por los eléctricos y tuvieron su auge hasta los años veinte, de ahí para abajo hasta decir adiós. Eso sí, no un adiós definitivo, ya que perdurarán por siempre en la memoria de todos los madrileños. Y de quienes lean este artículo, porqué no.
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